lunes, 13 de mayo de 2013

Suricata suricatta


Suricata, o suricato (Suricata suricatta), es el nombre de un pequeño mamífero, miembro de la familia de la mangosta (Herpestidae), que habita la región del desierto de Kalahari y el Namib en África.
La suricata es una de las mangostas más pequeñas; los machos tienen un peso promedio de 731 g y las hembras de 720 g. El cuerpo y miembros de estos animales son largos y esbeltos, con una longitud del cuerpo y la cabeza de entre 250 y 350 mm. La cola es delgada y de forma cónica, midiendo 175-250 mm. A diferencia de la mayoría de las mangostas carece de abundante pelaje.


La cara tiene forma cónica, terminando en punta en la nariz y redondeada en la parte posterior de la cabeza. Las orejas son pequeñas y tienen forma de media luna. El color del pelaje varía geográficamente. En la región sur de su distribución, el color del pelo es más oscuro, con un tinte más claro en las regiones más áridas. Generalmente el color es gris moteado, canela o marrón con tinte plateado. La nariz es marrón. La parte ventral del cuerpo está parcialmente cubierto con pelo. Las garras de los miembros anteriores están adaptadas para escarbar y la cola es amarillo-canela con la punta de color negro. Adicionalmente, tiene parches de color negro alrededor de los ojos. Tiene bandas de color negro que atraviesan la región dorsal excepto la cabeza y la cola.
                                                                          

Habitan las zonas más áridas y abiertas que cualquier otra especie de mangosta. Se les encuentra en áreas de sabana y llanuras abiertas y su distribución depende del tipo de suelo, con preferencia de suelos firmes y duros para asentarse.
Las suricatas habitan el extremo sur de África específicamente el occidente y sur de Namibia, suroccidente de Botsuana y norte y occidente de Sudáfrica; existe una pequeña intrusión en el extremo suroccidental de Angola. También en las áreas de baja altitud en Lesoto.



Las suricatas suelen ser criaturas simpáticas; por ello, en su zona de origen es frecuente que se las domestique como mascotas. En Occidente no se las considera aptas como animales de compañía, puesto que su comportamiento es sumamente destructivo en un domicilio urbano; en numerosos países la tenencia de suricatas, como de cualquier animal salvaje, está penada por la ley. Estos animales pueden transmitir la rabia, por lo que en África han sido perseguidos, aunque no ha disminuido mucho su número como para estar en peligro de extinción.

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